Desvío.

Solo no quiero sentir dolor cuando llegue el fin.
Busco algo que ver, algo que sentir como si fuese propio, lo necesito con tantas ansias que no me interesa ya si el camino está solo.
No quiero aconsejar, quiero explotar y dejar de palpitar, no quiero más ver a ojo ciego, no quiero buscar mi transparencia en lo oscuro de cada uno de esos desvíos; así sean diferentes se sigue haciendo lo mismo. Entonces, ¿Cobardía o valor?

La eternidad en mi camino me espera para el descanso infinito. Eso parece, las hojas y su indescriptible dirección se empeñan porque sea eterno, hasta el momento en que logre romper el ciclo que todos forzosamente arman: Nacer-crecer-reproducirse y morir.
Pero si busco y no encuentro, ¿Cómo lo logro? Si camino y no veo, ¿Cuándo espero? Si se presenta y el agotamiento me invade, ¿Qué sirve de impulso?
Esto es eso que llaman, no desesperanza, sino vida. En la que la mentira te hace estúpido, en donde una prenda te esconde de lo que deseas, es aquella que nos hace a todos pensar que no hay afán.
¿Cuantas veces no he visto esa mirada de cansancio y decepción? ¿En donde por fin se dan cuenta que un cuerpo no es un reflejo de esos deseos, sino una herramienta para llegar a ellos? En donde... sus raíces son, como todo, un engaño.
 
Caso 1: Los cambios ejercidos por una fuerza externa cambian el medio sometido si y solo si dicho medio los recepta.

Escrito por: Alejandra Molina.

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