ENCUENTRO CON MI ÁNGEL.

En cada problema estaré, en cada alegría cómplice seré, en cada tristeza mas me acercare y tal vez mi corazón se pueda dividir para estar en ti y en mí.

Un momento de abril, el más sublime de todos, dos personas, un solo sentir.
Aunque no te pueda ver estas aquí conmigo como en el principio.
En el comienzo sabía que existías, guardaba la esperanza de algún día tenerte.
La creación divina me sorprendió, llegaste en aquella forma en la que debemos siempre vivir y que nunca me imagine ver.
No en la luz que ilumina todas las mañanas y noches, en esas partículas que viajan muy rápido y son emitidas desde hace mucho tiempo, tanto transcurso como el que tomaste en llegar. No en anhelos, ni reflejos de deseos, no en el susurro que trae el aire, ni en las pequeñas nubes, burbujas, gotas, brumas que llegan de todas partes.
Se abre camino con los latidos de un corazón, para enmarcar lo eminente, trabajó el eco y reverberación de tu voz, la fundición de un abrazo que logró el aumento de un sentimiento que habla para mí.
Llegaste para quedarte, cada vez estás más cerca, todo y todos te alejan, eres mi ángel, estás eternamente ligado a mi vida para hacerme compañía, te acercas con cada detalle, cada palabra retumba en mis pensamientos, haces parte de mi alma. Contar con tus alas es un milagro que solo el creador puede conceder, no importa que actos se han hecho para merecerlo, ni cuanto se ha tardado en llegar, es real, poderlo palpar, sentir la luz y ternura de su sonrisa, es suficiente incentivo para no dejarme derrumbar.
Algo sucedió, La felicidad albergada en mi alma estaba siendo alejada, un llanto inquebrantable se apodero de mí, dejando en una inmensa agonía esta solitaria vida.
Yo no pasaba por nada, todo pasaba por mí, tres semanas en donde no le eché de menos a los sueños, se amplió la cabeza con tantos pensamientos que se llegó a dudar cual sería el correcto.
No es posible que las preocupaciones externas lleguen como ráfagas de temores a invadir el edén en que se encontraba mi corazón.
Desperté y si, era un nuevo día, oscuro, el viento se acercaba lentamente susurrando la melancolía en la que estaba sumergida. Inspeccioné mi alrededor, sin nada que hacer llego lo inevitable, mi ángel se encendía entre su alas, desapareciendo de mi presencia, Oh dolor infinito con la magia que me tocaste te distancias dejando un inmenso mar de lagrimas.
¿Es obligación dejarte ir? Eres algo pequeño en éste mundo, todos somos minucias, pero al compactarnos nos hacemos grandes. Tú vales más que una piedra preciosa, equivales a infinidad, al firmamento, a lo percibido y no conocido.
No cerraré mis ojos, ni mis oídos, todo está al frente mío.
Lo que no encuentro y estoy buscando con ansiedad es el saber si tanto de todo se me es conveniente sentirlo. Salir al cosmos sin protección, transformar la niebla en claridad, tallar mis hojas hasta hacerlas suspirar.
Se cree que todo tiene su consumación, esta nota la excepción hará, porque estamos viviendo una historia sin final. Continuará…

Escrito por: Alejandra Molina y Katía Moreno

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