FELIZ DÍA HOMBRE.

Cuando estamos destrozadas interiormente, fingimos un estado de armonía, cansadas de despertar cada día, de vernos en el espejo y no encontrar un reflejo alentador y nuevo. Tristes porque nos desvanecemos de a pocos, nuestros sueños se hacen granes, pero las fuerzas no son las suficientes para cubrirlos. Después de hacer germinar nuestros frutos diarios, la penumbra y los finos rayos de la luna nos conducen al orificio que se expande, la herida incurable.
Tú, hombre, portador de un porcentaje de vida, eres quien nos aísla de la realidad, nos llevas a otras galaxias. El compañero incondicional en el camino. Protector de la bandera que nos caracteriza. Te necesitamos en cada jornada, no nos saciamos, queremos más de ti, porque nos transportas energías, eres capaz de mirar a los ojos y detectar el mínimo daño en nuestro complicado sistema. Gracias por aprender los diferentes comportamientos que tenemos. Te agradecemos por las escenas maravillosas en las que nos guías y al final del escalón nos espera un alinda sorpresa que nos deja mudas, con la mejor sonrisa en el rostro, pues nos encanta que nos consientas. Gracias por no soltarnos de las manos, por darnos tu valioso corazón.

Escrito por: Alejandra Molina.

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