TRÍPTICO A COLOR

Pisos en madera lisa, luces a no más de 60 voltios, paredes blancas, una banca casi en el centro, tono carmelita, llamada ésta sala por el autor de aproximadas 10 obras expuestas, Luis Caballero.

Tríptico a color...Cielo azul, grumos, nubes como olas en el mar. De la bóveda celeste caen dos hombres, desnudos, deslizándose en una suave y sedosa tela, franjas de sábanas que están atadas a una mujer, la que desean alcanzar, compiten para tenerla en sus brazos. Mujer acostada con blanca aura, despojada de sus atuendos. Almas verdes o ¿Acaso son hojas? ¿Cuerpos sin vida? Son espíritus lujuriosos, rodean su figura sensual, vienen en busca de ella y de su compañera que está del otro extremo desvestida a su izquierda, también la toma y quiere separarla de su pareja, él no quiere dejarla, lucha contra la fuerza, la única que lo abriga, la otra franja de sábana.

En la mitad del desierto una tumba, frente, una pareja con solo pantalones, tocándose, abrazándose, besándose, queriendo mirarse a los ojos y realizar el contorno de sus rostros, cada milímetro con sis dedos, detallar, poder perderse en el tejido de sus cuerpos.
Imagino lo anterior, hago en mi mente ésta magnífica obra de erotismo, logro verla y me sumerjo en el deseo, pienso en el apetito carnal, en lo egoísta que se puede llegar a ser si nos dejamos llevar de él. Me gusta como envuelven a las damas en pasión, el verde en forma de sombras exaltan su belleza. Les digo, Luis Caballero merece que mis ojos se sacien con sus pinturas de magia y de siluetas case perfectas.

Escrito por: Alejandra Molinna (Reseña crítica de una obra de Luis Caballero, Museo Casa de Botero)

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