Ésta noche me encuentro pensando en puntos que se cruzan
como líneas sin sentido en una hoja en blanco, así como sucede al dormir, al
final experimentamos sueños simples o complejos, tanto que al momento de
reflexionar no podemos discernir si es real o si aún seguimos en él.
Éste es ese caso, vivo tan intensamente que no creo que
pueda ser fantasía, aunque hay algo que tiene un poder increíble y es que todo
se desenvuelve alrededor de lo inesperado, sorprendente y de lo tal vez
inapropiado, pues ya hasta lo dudo. Es una historia, contada en capítulos de
lapsos cortos, que lleva ahora en forma de locura, según mi reloj biológico
aproximadamente dos meses.
Todo es rápido como el ascenso desde el suelo hasta el
techo de una pequeña y delgada hebra de algodón, pero por instantes se ve lento
debido al recorrido constante de pocos milímetros; ida y vuelta, gracias al
viento. Así cada sensación nueva o conocida transcurre a su lado.
Los recuerdos se mezclan, una canción me remonta a
lugares, insignias, movimientos, a momentos de relajación, marca la estadía de
un ser en el mío.
Busco razones como al inventar la existencia de pequeñas
rocas, gastando tiempo evadiéndolas o recogiéndolas y así poder tener una
excusa para verla.
Los deseos de tenerla, de escucharla, de darle solo lo
que yo podría otorgarle crecen proporcionalmente al transcurrir el tiempo, son
cada vez más grandes.
Por ella en las noches de luna llena me hago llamar
hibrido y corro kilómetros para llegar a su hospedaje.
Mi cabeza está repleta de balas con mensajes, mi
alrededor está muy estrecho, casi no puedo respirar. Puedo estar sobre el suelo,
sintiendo como baja mi temperatura. Observando el cielo, la llegada a mis ojos
de la luz de las estrellas, esperando a que la luna me sonría. Puedo esperar
vacía de todo, menos de ella. Porque así como el tenerla lejos me destruye, el
poder tocar tu rostro me vivifica y reconstruye. La distancia que nos separa es
mi fin, mis ojos esperan cerrados, descansarán porque cuando llegue querrán
siempre verla. Mis fuerzas son como gasolina que esta en un tanque con escape,
se agota, se acaba. Mi paciencia se multiplica con gran potencia en ocasiones y
en otras se dividen en dos como el cielo de la tierra.
Así pues en ésta utopía eh encontrado un mundo magnífico… No quiero despertar sino es verdad. Solo ella
y yo como obstáculos, donde el aire choque y sea absorbido por nuestros cuerpos.
Llegó lo que no buscaba, vivo en donde añoraba, estoy con
quien no esperaba. Estaré con ella hasta que no existan posibilidades de amarla
con mi cuerpo, mi vida y mi alma.
Escrito por: Alejandra Molina.
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