MURIENDO EN VIDA


Lentamente ante mis ojos muero. Tiempo, de aliado has pasado a enemigo y estas letras se quedarán en una hoja con arrugas.
Mi reino se está derrumbando, la mayoría de los súbditos ya emigraron debido a las llamas, yo continúo dentro porque no dejaré todo lo que eh construido con empeño y amor.  Me estoy quedando sin herramientas para luchar, pronto me rendiré y con gran gusto mis ojos cerraré.
Creo que después de esto no habrá otro comienzo, la vista desde acá es muy buena y las cosas se están quedando en cenizas. Yo no quería entrar en guerra, ni mucho menos defraudar a la confianza, sabía lo que hacía pero ¿Por qué es tan difícil hacerme entender?
El amor es mi acompañante incondicional, no puedo creer que enviarle tantas postales a la felicidad haya sido en vano. ¿Cómo podré demostrarle ahora todo lo que me embarga, si ya no cree en nada de lo que le otorgué?
Llevo bastante acá de pie, caminando de una esquina a otra, yendo y viniendo repetidas veces. Pienso y vuelvo a pensar, todo va de mal en peor, la tranquilidad se ah dividido en varias tropas, algunas ya han muerto, otras aún me defienden.  La tristeza y el miedo están respaldándome, pues ésta noche las había invitado a cenar. Las nubes deseosas de muerte han cubierto casi toda la ciudad. La ira y el rencor subirán pronto a ésta torre para llevarme a un final seguro. Ellos no buscan el triunfo en sí de la guerra que se ha formado, en realidad vinieron por mi luz.
Sé que salí a caminar con error pero todos nacimos con la imperfección ¿Cómo debo invocar a perdón para que venga a salvarme?
El dolor cada vez es más grande y anhelo que la paciencia se multiplique pues con cada sonido y mirada deseo entregarme al fracaso.
Lentamente ante mis ojos muero, derritiéndome como los polos.

Escrito por: Alejandra Molina. 

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